sábado, 16 de diciembre de 2006

IVAN FERREYRA


Para aquél que no lo conoce, Iván Ferreyra es un esgrimiente de la pluma de la Argentina contemporánea. Al decir contemporáneo me refiero a lo que representa la vanguardia (no por la vanguardia del siglo XX) o primera línea de las letras modernas; esto es cuando se aporta un estilo propio.

Es en apariencia anárquico por su toque mordaz, sin traslucir nada conservador. Quizá, el preámbulo es una definición que no aparece en su diccionario porque la disección no admite esperas.

En lo poco y nada que lo conocía a Iván, cierto día fuí a la penúltima presentación de la revista Recovecos, la realizada en el Banco de Córdoba, donde adquirí su novela El Resentimiento. Leerla fue una experiencia innovadora y gratificante pues a la hora de la lectura personalmente tiro mas bien para el lado de un Dumas, Gutierrez, Hugo, etc.; por lo que abordar una obra como El Resentimiento implicaba un cambio de telón rotundo.

Al ser ésta su primer novela publicada me llevó a pensar, antes de leerla, que Iván recién estaba haciendo sus primeras armas o que tal vez era un tímido escritor principiante.

La realidad plasmada en esas hojas bien pronto me demostró lo contrario. Pude ver a un escritor pulido y con pleno conocimiento y dirección de lo que hace, con manejo magistral de la composición como bien lo podría afirmar, estoy seguro de ello, el mismo Eleazar Garzón (maestro de la sintaxis, compositor argentino). Lograr un desarrolo tan acabado de algo tan patológico como lo es el resentimiento, es propio de la plena consciencia y no de la casualidad.

En la obra vemos a dos personajes o temas que van a a desenmarañar y desentrañar el verdadero tema: el resentimiento, y así, sin darnos cuenta, de poquito a poco habremos desmenuzado y viviseccionado a eso tan complejo y tan lleno de obstáculos, casi infranqueable diríamos, del desconocido, o nunca antes bien abordado, "resentimiento". Y es desconocido, justamente, por la dificultad tan grande que presenta ya que no se deja manipular debido a la naturaleza hipócrita humana. Iván, como un atleta consumado, salta estas vallas en su carrera infrenada, con una elongación envidiable propio de quien transpira la camiseta por el arduo trabajo, por supuesto.

Así, donde pensaba encontraría un escritor al estilo casual, encontré un escritor formado, con pleno dominio de dirección. Y eso es muy bueno, razón por la que me he atrevido a hacer este comentario.

1 comentario:

  1. Si un escritor te cocina una sopa de letras, ¿Tirarse pedos es una buena crítica o una correción?
    ¿Cómo es el orden alfabético de la palabra caos?
    ¿La hache tiene subsidio por incapacidad?
    Escribir herror, ¿está bien?
    ¿Un escritor de elite es aquel que escribe en papel higiénico?
    ¿El diccionario es la Biblia o el Calefón?
    El dilema de la hoja rayada, ¿Es igual al de la hoja cuadriculada, la lisa o el pentagrama?

    Los ángeles gordos carretean en las nubes.

    Escribir sobre alguien que escribe como Ivan, como Eduardo, desde alguien que dibuja y no lee, hace que cada vez sea mas notoria la brecha entre mayúsculas y minúsculas.

    ResponderBorrar

Preferiblemente deje un comentario del tema; si es propaganda o spam seguramente lo borraré de un sablazo. Si desea promocionar algo de interés me envía una carta, por la diligencia más cercana, sellada con lacre; lo analizo y publico si a mi parecer vale la pena