Caminando tranquilamente, en apariencia, con la mirada hacia un mundo lleno de ideas y bellezas plenamente concebidas por sí e inimaginadas mínimamente por los que fuimos a nacer sucesivamente en la posteridad; esa nube en remolino, ese torbellino viviente apretujado en la mente y visión de quién fuera nuestro querido Beethoven se hace presente en esta caricatura con su firma al pie.
Así es, Beethoven traspasa los límites del tiempo...
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