miércoles, 31 de enero de 2007

[El Estado] al servicio de las empresas

A continuación una carta publicada el pasado 3 de enero en El Ancasti.

No era mi intención darla a través de este medio pero como el diario censuró ciertos renglones que considero importante lo pongo a consideración del internauta.

Las palabras que están en negrita son las que fueron quitadas; he aquí la versión original y completa:



Causa asombro y espanto ver el precio elevadísimo de los boletos de larga distancia, más precisamente a Córdoba y Buenos Aires. Un simple pasaje a Córdoba cuesta 43 pesos, cuando hasta hace algunos días costaba 35 pesos, teniendo con esto un aumento deliberado del 23 % ¿Alguien recibió , acaso, en Catamarca un aumento de sueldo del 23 % en los últimos días?

Por supuesto que no.

En cuanto a los aumentos reiterados paremos de contar pues el boleto a Córdoba viene subiendo desde el año pasado cuando costaba 23 pesos (allá en aquellos tiempos hasta hoy sería un aumento de casi el 100%).

Lo más asombroso y denigrante de todo esto es que tales aumentos lo realizan todas las empresas en bloque (menos una, a veces) impidiendo que el ciudadano pueda optar entre una u otra empresa; esto es lo que se llama monopolio, al no existir competencia entre empresas y determinar en forma arbitraria un precio único sin posibilidad de optar.
Estas empresas, al proceder así, actúan como una corporación y atentan con la libertad de comercio, lo que lleva a que el usuario no tenga a disposición un paquete variado de ofertas y elegir como le venga en ganas de acuerdo al bolsillo.
Por lo que estas líneas de transporte de Catamarca-Córdoba, Catamarca-Buenos Aires actúan en común acuerdo obligando al ciudadano, al usuario, a aceptar la única alternativa que se le propone o que se le permite. Estas empresas han creado un monopolio y controlan el precio del pasaje con total impunidad y alevosía.

Un monopolio es inconstitucional.

La Revolución del 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, se originó principalmente por el monopolio que ejercía España sobre la Aduana en el Río de la Plata controlando así la totalidad de los productos que ingresaban a la naciente metrópoli asegurándose de estrujar bien los bolsillos de los habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata de aquel entonces (Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Perú).

El rompimiento con España se origina principalmente a la injusticia que ocasionan los monopolios y el incremento desmedido, en el momento que se les ocurriera, sobre los productos que se traían de Europa. España controlaba el comercio y llenaba sus enormes bolsillos sin permitir el progreso a sus súbditos.

Hoy, estas empresas de transporte, se establecen como la vieja España y controlan el valor del pasaje sin posibilidad de mejorar la propuesta.

¿Y el gobierno, no debería ser el encargado de poner freno a todo esto?: Sí, pero tal cosa no ocurre.
El Gobierno tanto Nacional como Provincial sólo está preocupado y ocupado en salvaguardar empresas.

Todo el empeño del Estado, lamentablemente, está en proteger los intereses de las empresas privadas llámense Telefonía, Bancos, Minería, Agua, Electricidad, etc., etc...

El Estado Nacional como Provincial están al servicio de las “Empresas Multinacionales” y esto no debería ser así.
Somos un país al servicio de Empresas. Se solucionan los problemas de las grandes empresas pero no se solucionan los problemas reales de la gente, nuestros problemas, los problemas del país.

Por ejemplo en el caso de la Telefonía vemos que dos de estas empresas manejan el servicio de manera deficiente: Telecom y Telefónica, otro monopolio a la larga lista; y para colmo son empresas fantasmas que ni siquiera brindan atención al público (pague y después reclame, reclame al 114).

Volviendo al servicio de transporte: cómo quisiera que Catamarca tuviera ferrocarril nuevamente: ¡que regrese el tren!
El tren es un medio de transporte económico y eficaz que permite entablar vías de comunicación a pueblos lejanos donde llegar en colectivo se torna imposible o demasiado caro y obsoleto.

El tren es el medio de transporte “popular” por excelencia permitiendo a la gente viajar en forma masiva y constante (al contrario de lo que ocurre con los caros y pesados colectivos).

Qué distinto sería Catamarca si la gente pudiese viajar en masa a los distintos puntos del interior de su vasto territorio.

Qué distinto sería si se habilitara una línea Catamarca-Chumbicha, por ejemplo o Catamarca-Andalgalá, Catamarca-Belén, Catamarca-Tinogasta, Catamarca-Balcozna, y tantas más... No tan sólo permitiría a todo el pueblo viajar sino que además fomentaría el tráfico de mercaderías. Todos sabemos el alto costo de encomiendas y el envío de cargas utilizando camiones y colectivos.


Aquel que viaja a Balcozna, Chumbicha o a Antofagasta de la Sierra sabe lo que es ir amontonado en una combi o en un “tractorcito” al que osan llamarlo colectivo. ¿Aire acondicionado, al menos? ¡Ja!
En realidad sería suerte el ir amontonado pues sucede que en ciertos horarios uno se queda de a pié por falta de servicio alguno.


¿Por qué Catamarca no tiene tren?


Como principal excusa se dice “no hay plata”.
Para la gente, para el pueblo, no hay plata. Para las campañas políticas, para las empresas “sí hay plata”.


¿No tenemos, acaso, un mina de oro a cielo abierto como la de Bajo la Alumbrera ?
Los canadienses, dueños de la explotación de la mina, sacan a cajón cerrado toneladas de oro y minerales diversos. Nadie sabe a ciencia cierta la cantidad de oro que se llevan, oro catamarqueño, y para colmo se dan el lujo de pagar un canon fijo del 3% de un monto supuesto, monto terriblemente inferior al verdadero.


O sea, Catamarca recibe de ese valor ínfimo, que se supone que los canadienses se llevan, un 3% miserable. La típica historia de los espejitos por el oro.
Así nunca vamos a prosperar, lo único que nos quedará entonces será un cráter de 2 km . de diámetro por cada empresa que venga a explotar una mina que Catamarca regale, y nuestra riqueza se esfumará en un santiamén... y no tendremos tren, no tendremos comunicaciones, no tendremos mejora verdadera.

El bienestar general, la riqueza de un pueblo, se logra mejorando el transporte y las comunicaciones mediante la abolición de monopolios y el trabajo honesto.

Qué lindo sería que volviese el tren, un tren que pertenezca y sea manejado por el Estado por gente honrada sin el “auxilio” de las desastrosas privatizaciones. Tren: con boletos a precio popular donde todo el mundo pueda viajar... no es algo imposible.


Eduardo Javier Argañaraz

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